Todo se desvanece por momentos. Las palabras brotan como cuchillos ¡hrr! Ya han marcado otra cicatriz. Pero empiezo a tomarlo como rutina y la solución sería dejar de hablarlo. Siempre la misma tontería y el roce de ideas. Tú no eres yo, yo no soy tú. ¿Te gusta? No, a mí tampoco. Es lo que hay. No solo eres tú, también soy yo. Te pones en mitad de mi camino como si creyeras tener algún privilegio, piensas que no cuento contigo, es un trato limpio. Y es que siempre es lo mismo. Y tú, si, TÚ, ya no sé que pensar.
domingo
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