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martes

Fue entonces cuando el cielo se tornó morado engañándote y confundiendo la realidad con lo que veían tus ojos. Pero aún así sonreíste, cosa que me encanta. No importaban entonces las cosas distorsionadas dando igual las causas, quizás era un colocón de esos de fumadas o la mirada nublada tras una larga noche contigo en la cama. Quien sabe… estás cosas a penas pasan, casi nadie proporciona esa sensación de bienestar con solo estar a su lado, pocas personas se filtran en tu piel acomodándose entre cada poro sin pasar desapercibidas. Es inevitable querer abrazarte al tenerte cerca o sonrojarme solo al poder verte. Y es que siento que lo inhalo en ti, que todo lo que busco podría encontrarlo escarbando en tu piel, matándola lento, con cosquillas tímidas, que se estremezca tu cuerpo, seguido de profundos arañazos placenteros provocados por el ardor de nuestros cuerpos. Trazo caminos en este destino imaginario que dibujo sin sentido, esperando algo, ¿lo sabes tú? Porque lo desconozco yo. Déjame disfrutar de atardeceres lejanos y mantente apartado, que teniéndote al lado quiero aprovechar todos tus sentidos junto a los míos agotando las horas dándole un propio sentido.

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