viernes
Y pasa... lento, rozando mi cuerpo, estremecedor pero tan placentero altera mis sentidos más allá del número cien. Busco mis latidos pero no hay voz que los acompaña ¿Escuchas eso? El sonido de alguna alma pidiendo perdón, el tiempo pasando sin ningún rencor jugando a costa de los ingratos que querían huir hacia el sol. Escucho la televisión, me siento frente al ordenador y nada... es como si nada atravesara mis oídos. Estar sentado en el sofá hasta echar raíces sin sentirse lleno, de ninguna manera. Tumbado en la cama con el frío erizando la piel con algo de alcohol en la mano, ¿qué prefieres, cerveza, algo más fuerte, Whisky? Son ganas de tirarlo al fuego, dejar la mente en blanco. Ya lo empiezo a entender. Es triste pero cierto, lo que te hace más fuerte, te hará llorar. Suerte que llega un punto en el que el límite no se puede sobrepasar. Esta cama es grande, lo sabes, sabes que tu cuerpo quedaría perfecto junto al mío con esa sobra tan perfecta que proyectas. Pero no irá más allá ya que nadie te dio permiso para quedarte. Tampoco te voy a invitar.
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