¡Oh, admítelo! Tu vida sería una locura, recorrerías los mismos caminos pero los verías tan distintos. Quizás caminarías por la Gran Vía y la verías como las calles de París, entre las tiendas de preciados recordarías aquel beso y te morirías de ganas por hacerlo inmortal hasta desgastarlo. Admítelo, no me canso de recordar aquellas palabras que una vez sellaste en mi cabeza, imagino aquel sentimiento que creíamos real y nos moríamos de ganas por escondernos de los demás, solos tu y yo, sin ninguna de explicación, mirándonos fijamente con el miedo de que podrá pasar si rozamos, las consecuencias de nuestro mundo, se caería, ¡qué más da! ¡Ójala lo hubiese pensado así antes! me hubiese ahorrado tanta tontería y podría convertirme en aquello que tanto envidio. Un héroe estúpidamente enamorado, captando tus sonrisas con el espejo de mi reflex, contaría estrellas en una noche de verano y olvidaría el pasado. Haría lo correcto desde el principio y borraría a tachones el concepto de extraños. Pero ahora todo esto pertenece al pasado y sabemos que no podemos olvidarlo, hablo por mí, no sé que pasó, hice las cosas mal, sin duda, tú has olvidado y me da miedo pensar si fue real. No puedo fingir que no te veo ni que no quiero abrazarte cuando estás cerca. Pierdo el control si te miro y aún recuerdo tus preguntas, ¿Alguna vez lloraste por mí? ¡Oh! Podría contarte que lo hice durante un mes cada noche, dejaste de preguntarme lo que somos... hiciste bien, ahora que te has olvidado de mí, quiero contarte todos los secretos que guardo en mi interior, darte miles de razones para que te vayas de mi vida y aprenderé a dejarte ir... ya que lo has hecho. Y si quieres respuestas, no es muy difícil, solo busca en las cicatrices de mi cuerpo.
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