Tenía mono de hacer algo que me gustara pero las cosas no salen nunca bien. Me dio la gana hacer tortitas a las tantas de la madrugada en un plato para dos, quise bañarme entre el agua caliente sin sentir su ardor intercambiando caladas con los suspiros y el humo que echaba. Hasta el momento en que te noté, arrimadito a mi lado mirando aquel vicio malo. Sonriendo no tuve problemas en tirarlo, no me importaba, tenía una sustancia más viciosa y me estaba mirando. Para darme cuenta de que no era verdad, que era de noche y estaba sola sin nadie cerca y menos a tu mirada temblando. Lloro como una desesperada por encontrarme con tus labios deseando que pase el tiempo y me ayude a olvidarlo. Lo más maravilloso es que no quiero que desaparezca, quiero seguir sintiendo mi temblor en las manos cuando rozan las tuyas, sentir como intenta escapar el corazón que mantengo encerrado, como un perro ansioso por salir de casa y encontrarse con el mundo. Si tuviese la oportunidad me gustaría dormir contigo a mi lado, me mantendría despierta dibujando sonrisas en tu rostro mientras tú estarías soñando. Yo no quería dormir para dejar de soñar que te tengo, en ese momento no lo necesitaría, te abrazaría suavemente para no interrumpir tus sueños pero de tal manera que me sintieses. Te tendría para mí, para poder acariciarte mientras tanto y sonreí, poder susurrarte al oído que me haces feliz. Que retumbe en tu cabeza y se te quede tatuado con miles de recuerdos y abrazos. Me gustaría verte feliz pero… no puedo marcar tu camino, no puedo obligarte a que sea conmigo…
Qué hacemos de los dos ahora que ya me quiero un poco, que me moja el mar del sur los pies. Me moja y no estoy solo. Medio loco como tú, como aquel verano azul que se nos fue de las manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario