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sábado

Empiezo a perder la cabeza. Cada vez que salgo de casa vuelvo a ser yo, sonriendo, llena de energía capaz de alegrarle a cualquiera el día. Me siento tan feliz por saber lo bien que les va a los demás... A mi me va bien. Pero no el bien que quizás quiero. A veces, cuando llego a casa pienso que mi error es no dejar los sentimientos claro. Le quiero, si, y que? Eso no va a cambiar nada hasta que no amueble mi cabeza y sepa lo que es querer a alguien sin pertenecerle

domingo

Las personas no valoran el tiempo. No entienden que no se trata de un tic-tac y ya está, no solo envejecemos, nacemos y perdemos, el tiempo nos hace ser quienes somos. Los hay que dependen de él (o no). Un mustang, ¿Lo ves correr? Con esas patas tan ágiles, veloz como el viento y ante todo, libre. Pero la libertad no es más que una correa demasiado larga citaba uno de mis más grandes amigos. ¡Y qué razón tenía! Aprendemos a valorar lo que tenemos, incluido el tiempo, cuando nos vemos en situaciones adversas. Son personas que sueñan, tienen una meta por encima de su cabeza y perderán orgullo, valor y confianza solo por conseguirlo. Me considero una persona libre. Te he malacostumbrado. He vendido mi libertad. Ahora, es ahora cuando me siento mal. Ojo, no me arrepiento. Pero visto lo visto no me quiero ver atada y menos quiero perder mi libertad, aunque llegue un limite en el que no se puede avanzar. Quiero ese límite, aunque tire, haga daño y me sangre el cuello, quiero disfrutar del atardecer como mi alma me enseño, subirme a lo alto de los árboles para acariciar al sol, sentir el tic-tac en cada pulsación y poder decir: Así soy yo. Libre. Hacer lo que quiera, desaparecer, poder correr sin control, buscar cualquier sinfreno que me haga perder la razón. Como los mustangs, generalizando, como un animal (lo que soy). Y nada ni nadie me va a atar, ni mi destino, ni el amor, ni el tiempo ni la más mínima razón. No me oyen pero esto es verdad, mi vida esta cambiando, me veo crecer, me veo encontrándome, lo hice a tu lado y por eso te doy las gracias. Por esas peleas, ese sonido que tanto me devolvía la vida, las sonrisas, los abrazo, tú... No esta mal, ¿no? Tener algo claro, quiero decir. Quien quiera correr conmigo, es bienvenido, mientras sigo con mi filosofía y es que aún no siento la realidad, es para mí algo tan transparente, que se dejen de tonterías ¡Yo quiero soñar! Contigo o sin ti. Pero ahora, tengo las alas rotas. Porque una vez más me deje engañar. Creí que no más, te creí, no era verdad. Y visto lo visto, tu amor no era real. Era una simple ilusión por cambiar. Pero volviste a lo mismo. No se trata de abandonarme, se trata del daño que deja atrás. Por que los cuarenta minutos llorando en tu acera no me los ha perdonado ni dios. Pero algún día seré fuerte, no lo juro por que no creo en los imposibles pero intentarlo sería de dementes. Las noches eran largas cuando giraban a tu alrededor. Mi madre me acusó de haber perdido la cabeza pero yo insitía que estaba bien. Me pintaste un cielo azul y vuelves para cambiarlo a lluvia. Y yo vivía en tu juego de ajedrez pero cambiabas las reglas a diario preguntándome cual era tu versión. Qué podría encontrarme en el teléfono por las noches... Ahora que te has ido, no pienses que era demasiado joven para involucrarme contigo. Lloré todo el camino de vuelta a casa... Bueno, quizás era yo y mi ciego optimismo la culpa, vas a agregar mi nombre a tu lista de traidores que no te supieron entender. Yo miraré hacia atrás arrepentida de no haber ignorado lo que decían. Eres un experto en lamentarte y mantener líneas borrosas. Nunca me impresionó. Sobresalí en tus pruebas, todas las chicas que se secan se han cansado de los ojos sin vida... Y realmente, estoy herida.

sábado

Y así, el cabrón concluye en que soy muy agradable, pero distinta, aunque eso no es un problema. Los cojones que no, entonces ¿por qué te marchaste?

jueves

Trying not to love you


Hay algo dentro de mi. Algo que se esfuerza en hablarme y decirme, que pase lo que pase, estaré bien. Solo tengo que cerrar los ojos y dejar de pensar. La solución al conflicto es simple, no hay que darle vueltas. O lo tomas, o lo dejas. Mientras, sigo con mi lucha interior y me acuerdo, me acuerdo de cuando me dijeron que "¿por qué? ¿Por qué siempre en estas fechas?". Entonces sonrío. Quizás sea la nostalgia, la falta de una dosis de afrenalina, algo que me haga sentir viva. No, no es eso. Es volver a ser yo misma. Siempre encontraba mi camino en un único sitio. Y otro año más, no lo volveré a pisar. Quizás sea eso. Quizás no sea falta de tiempo. Aquel campo de Malasaña quedó olvidado y grabado en un libro prefabricado con amor. Ahí está. Mi historia, mi lugar. Mi propio yo. Olvidado y enterrado por miedo a fracasar. Me sé la historia, se como va. Sé que es lo que quiero, lo que tengo y hasta dónde puedo llegar y decir "no puedo". Puede pasar el tiempo y nada va a cambiar. Hay secretos, lo sé, o no, yo no los llamaría como tal. Son mi forma de ser, escribo rápido, ahora mismo soy consciente de cuanta falta me hacía esto. No pensar, dejar que fluya. Dejar que fluya la frustación, el haber perdido tanto amor. Sentirme defraudada con lo que no soy, con lo que he llegado a ser y no he podido cambiar. Las palabras, las personas, los cambios, el dolor, la preocupación, responsabilidades y sentimientos me han llegado a frustrar, a hacer que me encierre en un yo que en realidad no existe. Las modas, las malas miradas, este asco de sociedad, las noticias, esa asquerosa utopía que nunca existirá. Y es que no sé de que va. ¿Qué escribo? Esta vez, puedo decir que aunque mis palabras estén amontonadas y sin sentid, sé lo que pienso y lo que quiero. Y son horas de pensar, de decir, este no es mi lugar, no quiero estar rodeada de estas personas y no quiero más que ser mi propio héroe que me pueda salvar. Se acabó, se acabaron las tonterías y el que pasará. No pasará nada. Punto final. Nadie va a dictar mi camino, no es que lo hagan, esque es este sentimiento el que me encierra. No puedo. No con esto. Estoy sorprendida conmigo misma. ¡Qué coño! Esto es de lo más normal. Miro hacia arriba y me encuentro sonrísas. Y ninguna es mía. O quizás sí, pero es que la confianza acabó por acabar con ella y con lo que tenía. Yo no quiero ser así. De hecho, no soy así. Nunca me he considerado fuerte y para que engañarnos, no lo voy a ser ahora. Fuertes son los que son capaces de hacer frente a sus dudas. Yo simplemente huyo de ellas. Porque es más fácil dar rodeos que avanzar, quizás el camino es más largo pero tiene el mismo final. Recuerdo las lágrimas cayendo por tu rostro cuando dije que nunca te dejaría ir, recuerdo que dijiste, “No me dejes aquí a solas”. El sol se está poniendo, estarás bien, nadie puede herirte ahora. Ven luz de la mañana, Tú y yo estaremos sanos y salvos. Conversaciones con mi personalidad, será verdad que tengo un trastorno bipolar. Pero son estas estúpidas situaciones las que me cierran. Y luego es la confianza que se desvanece, no soy capaz de hablar. No he dejado de amar. Simplemente lo he olvidado. Porque si no se riega a diario, algún día marchitará. Silencio. ¿Escuchas eso? Sabes lo que es, no hace falta ni que lo mencione, simplemente, agárrate...