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miércoles

Solamente

Sinceramente creo que el problema está en que queremos más de lo que tenemos y olvidamos aquello que queremos. Por lo cual nunca es suficiente y nos lamentamos al perderlo. Con lo bonito que es vivir el momento...


lunes

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I love the way he similes 


Por ti

Poca gente sabe lo que ocurre en mi cabeza.  Los que lo saben se han quedado mi lado, algunos lo siguen intentando. Sé que soy una persona complicada, pienso mucho, albergo muchos demonios en mi interior, como los quieras llamar. Pero hay cosas que no puedo evitar, que son reales y que tengo que vivir con ellas. Me cuesta mucho admitir ciertos sentimientos. No significa que no estén ahí. Simplemente tienen miedo salir. Y soy tan sumamente egoísta, que no los quiero compartir. He pasado dos semanas intensas, pensando, luchando por no rendirme y al final de todo siempre me encontraba con  lo mismo: tu sonrisa. Porque para mí el día más bonito de mi vida fue cuando estaba luchando por unos sentimientos que no quería admitir, entonces tú apareciste, me abrazaste, hiciste el payaso, literalmente, me miraste la cara y me dijiste que me querías. Que para ti era difícil admitirlo, que estabas enamorado de mí. Me quedo ese recuerdo como el día en el que aposté todo por ti. Y a pesar de todo, a pesar del miedo,  querer  salir corriendo, me quedé ahí, por ti, porque sabía que si tenía un futuro era junto a ti. 

miércoles

Manos frías, corazón caliente

Un día te preguntas cosas que al parecer no son sencillas. Dudas ontologicas, o como las llamamos nosotros, putadas ontologicas. Dudas, preguntas, acertijos, lo que sean, pero aparecen. Puedes buscar la respuesta o no. Un día vivirás una situación que te hará plantearte cuál es tu propósito en la vida ¿ser feliz? ¿Cómo? ¿A causa de dolor ajeno? A mí a veces, más de las que me gustaría realmente, me pregunto cuál es la manera de querer de la gente. Vivimos en un mundo tan materialista que al parecer "disfrutar de los pequeños detalles" es una frase que queda bien con un fondo bonito. Y pocos hacen referencia al pie de la letra. Pocos se emocionan por encontrar una mariquita en un día frío de noviembre. O el piar de los pájaros. La sonrisa de un anciano. "Gracias " ya no delata suspiros, la perfección ha asesinado al detalle. Recuerdo que hace dos años, con un dolor muy fuerte en el pecho y un regalo, escribí: vivimos en una generación donde aquello que se rompe, se tira, cuando antes al romperse algo, tratábamos de arreglarlo.

Y me rompieron 



Quizás es mi forma de ser. Tengo la impresión de que más de uno me toma por imbecil. Y lo digo con estas palabras. O por una persona débil. Una peliculera. Se me puede poner muchos adjetivos y yo diré que todos falsos. Porque soy esa clase de persona que rompe sus valores por una persona, y antepongo el corazón antes que el sentido común. Y los hay que preferís el dolor, el sufrimiento, el castigo, los impulsos y alzar "la razón" poniendo constantes excusas, limites a vuestra personalidad. Aquellos que no queréis luchar y no queréis que luchen por vosotros, compadeceré a la persona que entristece vuestro perfil. Y entenderéis que aquellos que dejaron sus valores de lado por vosotros son aquellos que echaréis de menos cuando nadie os abrace en vuestra cama. Ahí., quizás lo entendáis. Y será tarde.

domingo

Jump and touch the sky



Hay conversaciones que se quedan grabadas de por vida. Y momentos. Recuerdo aquel día de verano como si fuera ayer, sola, esperando dios sabe que. Entonces se me acercó un chico pidiéndome amablemente un cigarro. ¡Cómo iba a negárselo! Se lo hizo, a mi vera y me pregunto si me molestaba que se sentara a mi lado. Decidí acompañarle y encenderme uno. Hablo conmigo, mucho, me contó su historia, me dio las gracias. No era más que un chico harto de este país, de la sociedad, que un día normal y corriente se había convertido en el peor, y él ni siquiera quería estar ahí. Hablamos durante casi una hora. Me sentí bien, me sentí en casa, con una persona que sin conocerme de nada, me impulsó a seguir mis sueños. Era tan reconfortante que no podía ni entenderlo. Entonces se levanto, me dio dos besos con una majestuosa sonrisa que cambió al ver que mi mirada divisaba algo. Se dio la vuelta, me miró, y con un gesto y una mirada sincera, se despidió para siempre. Al otro lado se acercaba aquello que estaba esperando. Mis pulsaciones se aceleraron, mi sonrisa se encogió y de repente sabía que lo había perdido todo. Todo aquello que había construido durante años se iba al garete en una milésima de segundo junto al rostro de una persona que acababa de ver por primera vez. Y ahí supe, en ese instante, que había sucumbido a la perdición, que lo que tenía delante iba a ser el precipicio del que juré que jamás saltaría. Y vamos que si salté...

Si me preguntas si se puede morir de tristeza, te responderé firmemente que si, pero que de amor, también 

jueves

Fuiste el mejor día de mi vida

Hoy he despertado con esa frase. Lo recuerdo, como recuerdo el día. He soñado con ello. Fue hace un año y estaba perdida, literalmente. En un País que no era el mío, viajando de una ciudad a otra recorriendo doscientos kilómetros sola. Cuando aterricé, no sabía que demonios hacía allí. Sólo podía pensar en que todo aquello era un error. Era temprano, prácticamente estaba amaneciendo. Me había embaucado en una misión suicida y sabía que no saldría viva de ella, al menos no entera.

Busqué mi tren, aquel que me llevaría al "paraíso", tropecé, dudé en si me equivoqué y me planteé dar la vuelta un millón de veces. En el camino me perdí, cancelaron alguno de mis trenes, me aventuré a coger algún que otro autobús y conversé con la gente. Hice más amigos de los que imaginé. Y fue precioso, el amanecer sobre los ríos, la brisa del mar, las nubes asfixiando el cielo y él al otro lado. 

Cuando aterricé en ese país, quise salir corriendo. En cambio me subí a un vagón tras regañarme por fumar en el andén. Y me la jugué. Empezó a moverse y con el mis entrañas. Cerré los ojos e imaginé que volvía a casa. Pero cuando los abrí, nada era tan feo como lo pintaban. No había más edificios, ni andenes grises, ni siquiera gente. Solo largas praderas, repletas de bosques, alguna que otra valla... El sol escondiéndose entre los árboles y para mi sorpresa, ciervos celebrando que ya no era de noche. Fue la naturaleza quien me quitó los miedos y me abrazó fuerte, cómo siempre. Me hizo creer, hizo que una vez más volviera a emocionarme.

Fuiste el mejor día de mi vida. El sol, los ciervos, el mar, un café caliente, volar, viajar, perderme, tú...y lo que un día llamaría hogar.