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domingo

Es cruel pensarlo pero mucho más cruel decirlo en alto. Supongo que estos meses han rebosado de experiencias, buenas, malas, nuevas, conocidas... Pero empieza a asustarme el hecho de que no sea capaz de sentir nada. Sigo disfrutando de los atardeceres, sigo saliendo a ver amanecer, me estremezco con el tacto de la roca o cuando veo a ese perro correr. ¿Qué hay de las personas? Ya no existe... ¿un vínculo? ¿Afecto, cariño, amor? Entiendo que caí en un punto en el que no estaba dispuesta a entregarme de corazón pero jamás creí que acabaría en una rutina viciosa de la cual no quiero salir. No digo que quiera amar o algo parecido es más bien que... se me han congelado los sentidos. Ya no surgen chispas cuando me llama y me roza, cuando me abraza, ya no hay más él y cada vez hay más nada. Me encantan esos momentos de "llámame" o encontrarme abusando de los coches a las tantas de la mañana, yo empotrada, cualquiera comiéndome el cuello. No digo que me apasione, tampoco hace que me sienta más viva pero siento algo. Chispas, fuego, quizás hasta diversión. Quizás me esté convirtiendo en una puta más, esa con la que tanto me identificaban. Y está bien mientras no apague del todo ese botón de la humanidad.

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