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domingo

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"Vas a ser una gran enfermera."


A lo largo de dos semanas me han mirado en ocasiones a los ojos, a veces me han sostenido la mano y me han preguntado:  ¿Te gusta tu trabajo? Dependiendo del día asiento, incluso sonrío, afirmo con un sí he incluso me tiembla la voz.

No estaba preparada para esto. Lo que yo quería era ver rostros fugaces, salvar vidas, cortas estancias, mucho movimiento. Ahora veo los mismos rostros a diario. A lo largo de estas dos semanas le quitamos la vida a una mujer, se la devolvimos a un hombre y conservamos la del resto. 

Un hombre moribundo no mejoraba, echó la vida a través de su boca y desde entonces, nunca esta solo. Desde entonces me sigue con la mirada. pronuncia sonidos cuando le pregunto. A veces es capaz de tartamudear mi nombre. Ese hombre, su familia me utilizó como ancla. Y no me pude negar.

Hicimos una fiesta cuando la niña más guapa de la planta se recuperó. Cuando había perdido las esperanzas y prácticamente se deprimió. " Lo conseguiste", le dije. Volvió a los días con un abrazo y una sonrisa nueva.

Él está solo.Tiene una familia increíble y estoy segura de que lo sabe. Pero están cansados. Todos están cansados. Hasta yo estaba cansada. Me negaba a entrar en la habitación de un paciente aislado que ni siquiera era mío. Él no me escuchaba y yo no quería gritar. Había perdido ambos pies. Tenía poca esperanza. Al día de conocerle, paso más de treinta minutos al día con él. Ahora me escucha, o eso creo. Pero sonríe. Hay esperanza en su rostro, hay felicidad. Me coge la mano, le cuento cómo florecen los árboles de alrededor. Y cada día que salgo por la puerta teme que sea la última vez que nos vayamos a ver. Yo le digo que no, que mañana volveré. Y si no el Lunes. Pero que vendré a darle los buenos días, que no me olvidaré de él.

A ella... Simplemente no quiero volverlo a ver. Aunque lo haré.

¿Qué si me gusta mi trabajo? Me encanta. Siento que soy una persona nueva cada vez que piso la acera que hay frente al hospital. Porque prefiero salir con una sensación agridulce que con felicidad. Eso no sería real. Me siento más fuerte. Me siento viva. Siento que me devuelven una parte que había perdido de mí. Pero también llega el día en que me siento en el sofá de mi casa y trato de evitar romper a llorar. No significa que sea débil.

Ella no lo sabía pero la escuché.

"Quiero que sepas que llegará muy lejos"





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