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jueves



Es un día especial, para mí, para mis padres. Hace veinticinco años pisaron por primera vez España. Es increíble, pero no es el sentimiento del que quiero hablar. O quizás se vea involucrado ya que la familia, al fin y al cabo, es lo que siempre resiste. Y aquí estamos. Hoy en día no existe un sentimiento sincero. Ha sido una oleada de mentiras y traiciones, tanto en el entorno de la amistad, como en el del amor. Ya no hay en quién confiar. Lo di todo, incluso intenté eliminar ciertos desperfectos, me esforcé en hacerle feliz, siempre quise estar con él hasta que se torcieron los remos. Mi madre, siempre dispuesta a recordarme que si yo no le haría algo así, no vale la pena. Me engañaste. Te creí, me mostraste que eras una persona humilde. No eras más que un caprichoso que quería jugar a dos bandas, con dos, tres corazones. No te importaba. Ahora, ya no sé a quién creer, no hay confianza. Y es que extraño ser feliz, que alguien sea la causa de mi sonrisa, luchar por tenerle a mi lado. Pero esta vez de verdad, que no sea una vaga amistad duradera, que haya amor, conexión. No hay confianza, por lo cual, solo puedo soñarlo. Soy cual perro asustado que no comerá de ninguna mano. Siempre fui invisible para tí, solo yo sé lo que me hiciste pero ahora mírame, dime ¿Quién es el mejor? No hablaremos, mejor dejemos lo solo sé que esta historia está del revés. Sólo hace falta darle la vuelta a tus palabras y hallaré la verdad. Me hiciste daño. No hay más que hablar.

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