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sábado

Estoy prácticamente segura de que si todos siguiéramos nuestros principios, no habría tantos conflictos. Obviamente, los habría, por choques de ideas, contradicciones, pero no tantos como existen actualmente prosperados por la mentira y la codicia. Estoy segura que si dejáramos las cartas sobre la mesa desde el primer minuto, nos comprenderíamos mejor. Si soy una persona leal y que cae siempre con la cabeza bien alta, no debería esconderme, huir o mentir ante el peligro. Si soy una persona cerrada al compromiso, busco que no me ahoguen ni repriman quien soy. Si soy una persona luchadora, no debería rendirme cuando la situación se hace agotadora. Si soy una persona soñadora, no deberían negarme mi "realidad". Pero el orgullo nos ciega y no nos deja avanzar. Hay una gran diferencia entre humildad y mediocridad. El humilde no es tonto y dadas las circunstancias, aún no he visto una situación en la que haya ocurrido algo positivo gracias al orgullo.

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