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sábado

Dope

Aprendí de una Diosa a no ser juzgada por concibir así el amor. No es locura, no es ni siquiera libertad, tampoco sumisión. Es pasión. Es amar sin querer ser visto, querer huir porque sabes que lo único que te trae es dolor. Que no quiero tocarle, no quiero besarle, no quiero que me llame. Es un romance malo, es el Judas de mi día a día. Pero en cambio no se vivir sin él. Sé que si vuelvo a tenerle entre mis brazos, no me iré sin él. Y soy esa clase de personas que mantiene intactos los lugares donde hicimos el amor, como si fueran santuarios. Por eso te juro que nunca hice agujeros con mis tacones en el sofá porque allí es donde lo hicimos por primera vez. Seguramente nadie lo comprenda y me acusen de no tener amor propio. Tampoco sería capaz de verlo así. Quizás si que es insano, enfermizo pero no creo que sea la causa de una muerte prematura. Pero a su lado me siento en la gloria, como si fuera capaz de cualquier cosa. Solo me hace falta saber que me desea para amar mi cuerpo, mi corazón, mi forma de ser. Saca ese animal encerrado en una caja de cartón que trata de asomar siempre que a nadie le da por mirar. Sé que a veces iría hasta el final. Nos odiamos, no nos soportamos y no queremos tenernos a nuestro lado. No queremos compromisos ni vernos a diario. Aunque de alguna manera, no podemos evitar extrañarnos.

Seguramente, sea yo quien le extrañe a diario. Me encantaría que un día llegara, volviera a la ciudad y me dijera que esta vez no se iba sin mi. Hay algo en los lugares donde me tropecé con él, algo en los rincones donde sudamos como leones, algo que me hace enloquecer. Me encantaría pasar horas a su lado, disfrutando de su mirada cautivada en mi cuerpo, en mi rostro, volviéndonos locos. Y quizás, el amor se describa con pasión, la estupidez de entenderse entre sábanas o paredes blancas. De chocar el uno con el otro y que no hagan falta ni las miradas. Que el amor no son cadenas puestas en nuestros brazos, es consumirse el uno con el otro, es independencia, es querer volver. Es tener una casa en el cielo pero no poder pagar la hipoteca. Es jugar como dos críos de seis años hasta agotarnos.

Es ser un tu y yo, no un nosotros. Es perder la cordura poco a poco

Y es que hemos abierto las botellas y la fiesta acaba de empezar. Prometí que ese trago sería el último. Sé que lo arruiné todo otra vez porque perdí a mi único amigo. Dios, perdona mis pecados, no me dejes porque me odiaré hasta que muera. Mi corazón se rompería sin ti, puede que no despierte sin ti. Me ha hecho daño vivir drogada por tanto tiempo, lo lamento.. .Seguiré buscando una respuesta porque te necesito más que la droga. Fumo una última calada y dos últimos arrepentimientos, tres espíritus y doce pasos solitarios. Subo por las escaleras de oro al Cielo porque sé que yo misma soy como el carbón. Lloro todos los días porque me siento tan mal por vivir drogada... Te necesito más que a la droga.

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