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martes

Estas paredes no sé están moviendo, es este cuerpo que se consume por dentro lo que provoca vibraciones en la mente. No siente más dolor que el de un tatuaje aún cicatrizando pero nada moral, tampoco ninguna cicatriz. Explicar que vive de recuerdos sería ingenuo si ni siquiera es verdad. El olor a papel y tinta rebosa en la habitación, no es suficiente un jersey si tiene frío en los pies. Se asomaría por la ventana como acostumbra a hacer cualquier día (noche) pero no se arriesga a coger otro constipado. Se siente débil, físicamente, mentalmente, los pilares que reforzaron este nuevo año se han ido agrietando, cura heridas abriendo otras viejas y de alguna manera eso la hace feliz... ¿Recuerdos? No, puntos suspensivos, historias sin terminar. Casualmente para ella siempre es lo mismo, acaba acostumbrándose (eso cree) a olvidar. Al fin y al cabo, nadie creó navidad más triste que aquella... que dos personas cabezotas. Le entra la risa tonta solo de recordarlo. Pero entre esa risa esta la sonrisa rota que le caracteriza. Y en el recuerdo se encuentra su autor.



Perderme por los cerros de Cercedilla con la mejor compañía...

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