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lunes

Far Away

¿Lo notas? ¿Eres capaz de apreciarlo? ¿O ya murió tu instinto animal? Y te quedaste en un simple... humano. Asqueado, vendedor de propaganda, historias jamás contadas porque siquiera fueron reales. Me pregunto si a veces tendrás la decencia de hablar con tu antiguo yo y recordarte que una vez fuiste admirable. Las personas cambian, algunas incluso mueren.

Yo he muerto, hace tiempo. Desde el día que te conocí. O quizás fue después. Sé y reconozco que ha sido una pérdida de tiempo. Pero sigo soñando con los árboles y los viajes que haré. Sigo soñando con los lugares donde viviré y donde jamás será recordado mi nombre. Porque es lo que quiero. Que se me olvide como a los grandes filósofos de nuestra historia. Que no se me de importancia. Volveré a volar de alguna manera, lo sé. Me falta ilusión, esperanza en mí. Pero lo arreglaré. Arreglaré mis problemas de autoestima, solucionaré mis luchas diarias y entonces caminaré. Lejos. Aún tengo unas monedas para llenar el depósito de ese viejo coche y marcharnos. Marcharnos lejos, donde nadie nos detenga. Donde la libertad esté más allá del horizonte.


Y querré dibujarte constelaciones en la espalda juntando uno a uno tus lunares. Querré besar cada milímetro de tu piel para que reconozcas en mis ojos cuanto te deseo. Quemaré el café por las mañanas para que su olor te recuerde siempre a mí. Siento robarte toda tu ropa pero es que me sienta tan bien... Y bailaremos, al ritmo de cualquier Jazz, me da igual mientras me sujetes con fuerza, me da igual mientras me desees. Pero bailemos lento, cerca, muy cerca, tan cerca que pueda respirar tu respirar. De tal manera que me vuelva loca y lo hagamos en el sofá. Deseo y quiero que un día de estos me permitas llevar la correa de tu perro y me inundes de tu sudor en aquella azotea. Para revivir, para guardar ese recuerdo.

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