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martes

My heart is so black

-¿Has perdido la cabeza?

-Es es la primera cosa lúcida que has dicho en horas. Aun así es extrañamente reconfortante saber que mi antiguo rival esta aún ahí. En algún lado.

-¿Estaba drogado?

-Sedado. No me dejaste otra opción. Estabas envenenado, como yo, por el Laberinto. Pero estoy trabajando en el antídoto.

-Libérame inmediatamente.

-No. No puedo hacer eso. Es por tu propia seguridad. Y la seguridad de Florencia.

- Ya no soy tu enemigo. ¿Cuántas veces tengo que probártelo?

-Eres uno con el Laberinto.

-Leonardo... ¿de qué estás hablando?

-Hablo de tus mentiras. Hablo de tu Laberinto. De... de los... los malditos Hijos de Mitra. Estoy hablando de los turcos. Del supuesto papa Sixto. De cualquiera y todos aquellos que demandan obediencia ciega mientras que al mismo tiempo reclaman en el nombre de Dios una licencia para la destrucción. Un Dios del que ni siquiera estoy seguro que exista. Pero si existe... estaría horrorizado de lo que se está perpetrando en su nombre.

Ahora dime mientras te tengo... ¿crees en el libre albedrío?

-¿Ahora jugamos a ser Dios, da Vinci?

-Bueno, a un dios menor, puede ser. Pero si he creado algo tan diabálico como un ser humano...

-Lo último que me gustaría hacer es darte el poder de elegir entre el bien y el mal.

-Ahora, esa... es la genialidad de nuestro Señor. A diferencia de las aves en el
cielo y la bestia en el campo, nosotros podemos tomar una decisión.

-Santo o pecador. Entonces ¿estás diciendo que somos capaces de grandes hazañas... y de actos terribles? Y tú claramente supones que he elegido la oscuridad. Una vez más, me pregunto… ¿de qué me acusas?

-Bueno, mi actual teoría es que te has convertido en la manifestación física de la eterna lucha interna del hombre entre lo bueno y lo malo. Mira, una parte de ti busca piedad. La otra, es un asesino.

-Soy el físico... Y... ¿a quién dices que he matado?

 -Bueno, en Roma... al cardenal Rodrigo. Y al pobre propietario de la casa de baños. Y a Clarice Orsini. Y en Florencia, al capitán Dragonetti de los "Agentes de la Noche".

-Yo no

-Tú eres el asesino que he descrito. El hombre piadoso... que mata con arrepentimiento... Y luego exhibe a sus víctimas como una obra de arte religiosa.

 -Dios mío. ¿Por qué? ¿Por qué he hecho esto?

-Por la gloria del Laberinto, supongo.

-No, no, no. Yo... Nunca he matado a su requerimiento. No, el Laberinto busca hacer a todos los hombres piadosos, ser una sola mente ante Dios.

-¿Ves? Fe... de alguna manera... te has convertido en un pecador. El Arquitecto dijo que la resistencia puede tomar muchas formas. Cuando yo...mcuando estaba
bajo su influencia...contacté con otro... otro mundo, otra realidad nacida de mi resistencia. Pero la tuya... la tuya fue diferente. Porque te provocó hacer realidad matar.

-He dudado de su instrucción. He cuestionado sus motivos. He re... No soy uno. Nunca lo fui. Mi corazón debe ser tan negro... mi alma tan desgarrada con crueldad...  que no puede ser salvada.

-Bueno, tú me salvaste. ¿Verdad?

-Después de todo por lo que hemos pasado... no podía verte morir.


-Bueno... Entonces el Riario que yo conozco... está todavía ahí dentro. Todavía queda tiempo. Puedo curarte. Cuerpo y alma. Podemos eliminar al pecador.


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