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viernes

Toda historia y su hilo conductor, almacena todos recuerdos en un beso, haz que quede como un secreto para el resto, no llores que va a subir el nivel del mar y me declaró culpable parcial, porque le vi desnudo y lloré, lloraron conmigo los sentimientos dudando de la realidad. Saborea el whisky que me sabe a sal, todo por sus cuentos, las ganas que tenía la vida de jugar. Y si me concedes un deseo que sea una puesta del sol en los polos, allí donde las noches y los días duran meses, algo tan único como eso que compartimos. Entonces, si quieres, llora, deja a tu alma disfrutar del viento que ya es hora de expresar. ¿Qué por qué? Porque… No lo sé. Porque quizás no haya más miedo que andar a ciegas en un camino jamás trazado, porque añoro andar pasos jamás dados en tiempos que nunca pasaron. Porque… soy soñadora y estoy hambrienta de cariño que apenas nadie me puede dar a menos que sea a cambio de juegos sucios, que tienen principio y final. ¿Quieres? Puedes, yo no. Demasiado asustadiza, ¿fuerte? No lo creo, destapamos agujeros, ¿Lo recuerdas? Buscando a ciegas una distracción. Háblame, cuéntame ¿Qué tal te va por allá fuera? ¿Novedades, romances viejos, nuevos, engaños, amantes, algún vicio? Lo admito, no me interesa, no sé porque, supongo que por instinto no quiero saber que tal llevas amantes y amores. Aunque, si nos ponemos sinceros, no sé que quiero. Vuélveme loca, venga, te doy el lujo de quedarte con la poca cordura que me queda.

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