Pages - Menu

martes

El café y el añilado se complementan bien, me siento tan tranquila en casa disfrutando de las tristes vistas de una fachada. Hablando de casas, me siento afortunada de que pocas personas conozcan mi hogar. Sé que con la clase de mente que he creado, no lo soportaría. Vivo con una especie de doble capa donde con la realidad, se superponen los recuerdos. Puedo estar corriendo que te veo en ese parque sentado conmigo, saltándonos la primera hora a ver si veíamos a los patos. Incluso veo el día en que me subí a tu coche y me llevaste a casa destrozada, también el mismo recuerdo pero feliz, era de las primeras veces que nos encontramos. También veo a esos dos idiotas que se insultaban y besaban aparcados en un callejón. Y no sé como convivo con ello. Por qué más de una vez recuerdo tu casa y cada uno de los rincones que marcaba, aún veo tu cara al dormir y la sensación de confort que me abrumaba. Podría recordar, recordar y recordar. Pero no es el recuerdo lo que me duelen, suelo convivir con ellos, lo que duele día a día es el sentimiento que abraza esos pensamientos. Alguno quizás haya evolucionado a odio, solo un caso se ha dado. No extraño el recuerdo, me duele que me mientan y me digan que eres un egoísta, me duele y que sepa que es mentira. Me duele saber que no piensas en mi, como dijeron textualmente "no existo para ti" y pretendo creer que eso también son mentiras. Por que éramos amigos... ¿no? Tu me importabas, tu me juraste lo mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario