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viernes

And the... I felt Nothing

Dicen que vivimos en un sitio llamado “Mundo”. Pero a lo largo que la historia ha avanzado se ha ido dividiendo en subunidades, realidades. Creando conflictos, guerras, malentendidos. No hay dos puntos de vista iguales, quizás parecidos pero siempre existirá un roce que los emulsione. Una realidad puede estar distorsionada por el tiempo, actúan los principios y el entorno que lo rodea. A veces me he planteado como dos mundos como los nuestros podían compaginar, como dos piezas de puzle, las guerras se resolvían peleando por quién caía antes en el colchón. No lo llamaría amor, creo que era otra visión.
Hay ocasiones en que planteo que es lo que quería el tiempo en aquel momento, ¿era yo? ¿Eras tú? ¿Mis indudables ganas de cambiar, ganar puntos, crear una nueva personalidad? ¿A caso no quería vivir en un ecosistema que solo entendieras tú? Sabía que en aquel momento estaba dispuesta a ser transparente, era capaz por un momento de evitar los miedos y darme a conocer con todos mis defectos. Pero requería tiempo descubrir que tu persona se asociaba al miedo. En cada latido, cada respiración vivía con la certeza de que te ibas a ir, dejándome sola en un lecho de desolación. Seguramente sea complicado pero no quería nada a cambio. Nada más que tu compañía de vez en cuando, solo que te aferraras a ese regalo.
 A veces creo que lo asemejaría a la pérdida de la virginidad. Quiero decir, ese momento en el que estás dispuesto a entregarte sabiendo que esa persona se marchará, en un momento u otro. Sabía que no era lo que quería, sabía que quería cortar la correa de la libertad, dejarte marchar lejos cuando tu cuerpo te lo pedía. Eso me hacía tan feliz. Eras la viva imagen de lo que esperaba de este sitio llamado Mundo. Un espíritu libre, incondicionado, capaz de saltar los muros con tal de vivir en condiciones de libertad. Sin ataduras, cuerdas imaginarias, sabiendo que no pertenecía a ese lugar. Lo sabes cuando miras a esa persona y simplemente surge un sentimiento que jamás habías compartido: la envidia.
Por esa absorción de conocimiento, el querer más, pensar, conocer, crear. Y que nadie podía arrebatarte las ideas sin tener que pelear. Sé que no es lo adecuado, ni siquiera es coherente lo que estoy escribiendo. Seguiré en modo de negación cuando me afirmen que estoy enamorada. Creo que han perdido y distorsionado ese concepto. Siempre afirmé ser una enamoradiza, pero nunca de la persona sino de la personalidad. Del alma. Hay almas, espíritus que son dignos de conocer, pero nunca los hay que cautivar. Solamente aprovechar el tiempo que deciden derrochar a nuestro lado. Y que cuando se tengan que marchar vuelen lejos mientras descubran la felicidad.
Soy una persona conflictiva, contradictoria, inculta y que tiene  ansia de saber más. Me queda mucho por aprender y conocer. Me queda descubrir los recovecos de mi cuerpo, las casillas que encierra mi cerebro  y alimentar mi autoestima más y más. Deduzco que no soy fácil, que soy incomprensiva y a veces surgen sentimientos de odio hacia mi personalidad.  Por eso creo que no me sorprendo al ver a la gente marchar. Aunque pueden irse lejos, pero siempre de alguna forma vuelven. En forma de canción, palabras, sueños o con su simple presencia. Sé que no sé puede encontrar la felicidad absoluta a mi lado pero estoy dispuesta a entregar el pequeño concepto que he llegado a mostrar. Con lo poco que tengo, con mis ganas de vivir.
Vivo en dos mundos paralelos, uno lleno de responsabilidades, otro llamado libertad. A veces no consigo compaginarlos pero es auténtica mi sonrisa, mis fuerzas, las ganas de luchar. Incluso si te fijas a veces enseño los dientes. Sé que estoy loca o es distinta mi realidad, llámalo como quieras. Tengo manías, defectos, tengo arena entre los dedos y la boca seca de tanto gritar. Pero tengo pasión y la desenfundó en cada movimiento, cuando te hablaba del viento o quería contar las estrellas en el cielo. Lo sé porque meses después, esculpí quién soy. Porque por una vez, no tuve miedo.
Y sé que te irás, lo sé. Y sé que me afirmarás que quería retenerte a mi lado y yo reiré una vez más. Porque no es amor esto que siento, o quizás sí, a veces ya no lo pienso pero esta sociedad, ha vinculado el amor con el compromiso. Sé que no podría hacerte feliz con lo tengo, sé que no sabría hasta dónde estarían los límites tratándose de ti. Pero sé y tengo claro que el día en que encontraras lo que te hiciese feliz, te dejaría ir. Soportaría un adiós, por mucho que no me gusten y sonreiría como una idiota de conocer tu valor. Pero no sería capaz de aguantar que me echaras, como has y harás de nuevo.
También sé que son palabras sin sentido, que quizás diga que sean las últimas hacia ti y estaría mintiendo. Conozco y asimilo que no piensas lo mismo y que fui una más de cientos. Que seguramente si un día llegan estas palabras a tus oídos afirmes que estoy loca y que es lo mejor que pudiste haber hecho. No quiero nada de ti, solo que seas feliz como lo soy yo. Sin ti a mi lado, que no es necesario. Solo necesito saber que estás bien para sacar una sonrisa para todo el año.

Esta es mi realidad dentro de este planeta llamado mundo, la que se compaginó con una subunidad tan diferente como la tuya.  Sinceramente no sé a cuento de qué estas palabras ni si tendrán algún sentido. Sólo tenía que decirlo, quería entenderlo. Y lo he hecho.

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