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sábado

En tiempos de crisis

En tiempos de crisis dicen que hay que reaccionar. ¿Y cómo se reacciona ante una crisis emocional? Sé que no soy perfecta, la cago muchas veces y hago cosas que no entiendo ni yo. Sobretodo con los hombres. Podría decir que me encantan, pero no es así, aunque mis actos siempre muestren lo contrario, hubiese preferido pasar mi vida huyendo de ellos. Haciendo un recopilatorio de todos aquellos que me "han tenido entre sus brazos" he llegado a la conclusión de que actúo como actúo por no hacer daño. No cielo, no es como tú o mi mamá decís, de que a la mínima que uno me silbe salgo corriendo hacia él. No os confundáis. Sé que podría tener a cualquiera si me lo propusiera, no es que me considere una diva, pero siempre que se me ha metido uno entre ceja y ceja a acabado siendo "mío". Y lo reconozco, ha habido más de un capricho. Recuerdo un caso, un gran amigo del que, por desgracia desde que se echo novia, no he vuelto a saber de él, en el que me porté muy mal. No sentía gran cosa hacia él, a él le pasaba al contrario, siempre obsesionado conmigo, hacía lo posible por acercarse a mí. Y fui suya Dios sabe por qué. Pero jugué, me divertí viendo como perdía las ganas conmigo y cómo, a pesar de los años, aún seguía. Posiblemente hubiese querido más de él, pero no me porté como es debido y me comporté como una niñata celosa cuando le perdí. Lo reconozco, a veces le recuerdo y pienso, "Dios...". Salí con otros por ayudarles a olvidar viejos amores, no llegué a comprometerme con otros por buscar únicamente sexo, de los pocos que me obsesioné acabaron desapareciendo por sus propias paranoias mentales o porque yo jugué mal mis cartas. Una pena, de verdad. Algunos me sedujeron con dinero, lujos y colgantes bonitos. No me siento orgullosa de ello, todo he de admitirlo. ¿A dónde quiero llegar con todo esto? Sí, soy una zorra, una zorra con clase diría yo. Pero no nos confundamos, ni perra, ni puta. Las zorras seducen y se acuestan con quien quieren en el sentido literal, yo mayoritariamente comparto buenos momentos con demasiados hombres. Y lo vuelvo a decir, no me siento orgullosa de ello. Sé que más de uno besaría mis pies y otros cientos querrían únicamente mover mi culo. Es lo que hay. He padecido mal de amores y me he levantado a la semana. Me preocupa eso, ¿Hasta que punto quiero a la gente? ¿Qué fin tienen todas estas relaciones?

Ahora, por suerte o por desgracia, he aprendido a callar, a vivir mis sentimientos como lo que deberían ser, privados. En realidad, no hablo con nadie de lo que me está pasando, ni siquiera con él. A veces no entiendo de que va esto, ¿qué somos? ¿Dos idiotas que lo pasan bien? ¿Es esto algo serio? ¿Un juego? ¿De verdad nos queremos? Ni idea. Aunque sé que me encanta verle dormir con él miedo de que abra los ojos y me pille observándole. Me encanta peinar su pelo, no tiene sentido, pero me encanta. Lo raro es que a veces desearía cruzarle la cara, con la mano abierta, con todas mis fuerzas. Otras simplemente clavar le las pocas uñas que tengo y desgarrar le la piel. Sí, ójala. Pero todas estas palabras, estos hechos pierden el sentido por una única razón. Por que cuando me mira, y nos quedamos ambos a dos centímetros el uno del otro, todo mi mundo cambia y mis preocupaciones, las opiniones, padres, hermanos, amigos, enemigos, sueños, incluso mi respiración, desaparecen.

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