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martes

La vida da vueltas. Un día estás en lo más alto, a la semana siguiente te encuentras rozando las alcantarillas. Siempre se trata de extremos, nunca de términos medios. Acostumbré a acallar los silencios esperando que un día quizás se evadieran de mi mente. Eso no funcionaba y mis vías de escape se cerraban. No era momento de huir, no cuando puedes chocar contra una de las cuatro paredes. Y cuando estás fuera te encuentras con un grupo de personas que sabes que no quieren lastimarte y no lo hacen. Pero quieres correr. Sigues queriendo hacerlo. Pero si corres vas a chocarte pero esta vez no va a ser contra un muro, más bien contra alguien. Alguien que al parecer va a retenerte porque sabe que aunque cojas un tren o desaparezcas así no arreglarás nada. Menos si los problemas provienen del interior, de una cabeza atormentada desde hace meses que sueña, piensa y nunca cumple su palabra. Porque cada mañana que despierta rompe sus promesas para hacer otras nuevas, se siente como una romántica sin esperanza que oculta su verdadera cara. Pintemos alguna que otra sonrisa que las personas andan algo engañadas y desvelemos las cartas que nadie se atreve a poner encima de la mesa. Todos andan perdidos, desengañados de antiguos romances que pasarán a la historia pero siempre, con esa chispa de esperanza. Algunos romances están muertos, mejor dicho, algunos sentimientos. Ignoro la existencia de ciertas palabras, no mientra hayan perdido su significado...

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