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domingo


Ya era hora de volver a casa pero algo la decía que no quería atravesar el portal, necesitaba caminar y no estar tumbada en una cama. En la calle no había nadie a pesar de un indigente que la pidió un cigarro. Hacía frío, no eran maneras de ir vestida a esas horas. Pero es lo que quería, andar sin rumbo por aquellos barrios que por la noche son peligrosos. Quizás quería ser un poco masoquista y esperar a ver qué pasaba o quizás simplemente quería hacerse valiente o le daba igual. Opto por la última opción. Yonqui que miraba sus pasos como si fuese lo único que podría ver, se aferraba a su cuerpo al sentir el frío en su piel y estaba aturdida, con ganas de evadirse de la realidad. No son los problemas lo que la consumen, es ella misma que se esfuma con cualquier excusa. Paciente de descofrenia incapaz de aceptar su enfermedad. No le apetece sacar un papel ni subir a su casa a por su último porro. Prefería quedarse vagabundeando por las calles con paso desequilibrado y con el frío golpeando su cara. No se siente culpable pero si algo perdida. Por
que nadie entiende las cadenas que lleva ni el peso que carga, aun así quiere más, quiere que la vean caer por eso decidió tomar la faceta de héroe. Héroe obligado. Nadie se lo ha pedido pero nadie es consciente de que era necesario. Héroe obligado que se sienta en cualquier banco con la mirada perdida. Siempre lleva 100ml de Vodka en el bolso por si la situación lo requiere. Nunca se ha preguntado quien lo salvará a él, le tocará adoptar el papel de ensimismado. Pero este héroe, esta chica, a veces quiere olvidar. Y dicen que él alcohol y las drogas no ayudan. Claro que no lo hacen, no siempre va a buscar en ellas la respuesta, ¿tú sabes? No lo sabes. Realmente nadie sabe nada. No saben que son tonterías, que hay cosas más graves en la calle. Que el día en que se queden sin trabajo y vean su futuro negro querrán quejarse. Pero no lo harán por culpa de lo que han derrochado en estas tonterías. Un día querrán encontrar una respuesta y no encontrarán más que mentiras. Es lo que toca, diría yo. Bueno, ella, ¡no! Quiero decir… Da igual. ¿Qué quiere ahora? ¿Qué a que viene todo esto? Bueno, será cosa de ella ¿No? Puedo adelantar
que nadie se va a sorprender. ¿Qué porque lo hace? Por muchas cosas pero hay un único motivo en especial. Cómo no. Un secreto. O simplemente algo que no merece la pena ser nombrado. Al fin y al cabo, nadie puede saber de ti o mejor dicho nadie te va a conocer del todo. Sé que todo esto no ha sido casualidad, no creo en ellas, creo que la vida se basa en una mezcla de Karma y efecto mariposa. Ella está siempre allí para romper esa cadena y ponerse en medio. ¡Ah! Cómo es tan egocéntrica… Le encanta llamar la atención. ¡Oye! Que nadie haga caso a estas palabras que simplemente es para hacerse la víctima y que no deje de sonar el teléfono. Podría decir que es fácil de entender pero, ¡ais! Se me olvidaba que hay una pequeña información olvidada. Entonces el puzzle no concuerda. Yo puedo ser cobarde, de hecho lo soy, puedo correr, de hecho lo estoy haciendo. Pero ni tú, ni tú, ni aquel lo pueden hacer. Porque tienen a alguien que les retenga,
puede ser ella, él, cada uno sabrá, incluso yo, que en una semana he parado a dos personas. A ella nadie lo va a hacer porque quizás sea “débil” pero puede sacar fuerzas simplemente para no quedarse aquí. Y aquí concluye su discurso, ahora la preguntas es ¿Por qué? ¡Maldita yonqui que busca sorbos en vasos vacíos…

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