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domingo

I was thinking

Hoy la noche es larga (como otras tantas) y ya era hora de reflexionar. Supongo que son muchos detalles acumulados en pequeñas conversaciones, actos o abrazos. Me gustaría saber que pasa, de que mierda se inunda esta vez mi cabeza. Posiblemente de rabia. Me da rabia acabar todos los días amargada por intentar un pequeño esfuerzo y no conseguir nada. Un paseo, un café en casa o cualquier otro momento para que me demuestre que “ego” es lo único que me va a dar. Quizás le de mucha importancia pero no es agradable sentirse como un único recurso, como alguien que debe estudiar. Desconoce cualquier detalle de mí, desconoce cualquier afición mía que sea distinta a las fotos o el escribir, conoce la vida de mis amigos, sabe que el padre de tal está divorciado pero, ¿y mi vida? Lo privado, esa magia de hablar cara a cara y que se me dibuje la sonrisa tonta en la cara. Nada. Extraño profundizar en temas amargos y poder sacar cosas de mi interior. Antes lo hacía una vez por semana o me nacía la necesidad de escribir, ahora una vez al mes es demasiado, y solo si es posible. Me gustaría irme a un escondite en mitad de la nada, sentir los rayos de sol enredándose entre mis pestañas y respirar, sentir que estoy lejos de mi hogar y bien acompañada. Sería un silencio agradable, sin duda, confortable pero que sería destruido por algún que otro sentimiento expresado con palabras. Encontré un texto muy curioso que hablaba del amor. No soy fan de este tema, de hecho nunca hablo de él porque al fin y al cabo tiene derecho a nombrarlo aquel que lo ha experimentado. Yo prefiero haberlo ignorado y quizás eso haya provocado que arda mi curiosidad. Aunque como siempre mis labios quedan sellados, en el momento en el que hablo acabo desvariando hablando de cosas sin sentido como azoteas, atardeceres o lluvias azucaradas… Que Siento... que poco a poco me pierdo un poco más. Siento que ya no me encuentran, siento que ya no estoy. Solo sé que seré como un puzle sin acabar, una mirada que buscará respuestas en la tuya y se decepcionará al saber que allí no está. Que empiezo a nosear y eso es mala señal. Las horas se empiezan a derrochar por las noches, con un vaso de whisky con hielo, a veces un café con leche, en la terraza observando los edificios.

Estaba pensando en un ático, bien alto, con un atardecer como escenario. Un décimo piso ¿Te parece? Que estemos los dos solos, en silencio, lanzando aviones de papel. No me hace más falta que eso.


Una vez me preguntaron, ¿es malo llorar?



1 comentario:

  1. Conversaciones que te calmaban la necesidad de escribir... por el número de entradas que tienes está claro que no la tienes cubierta.
    Irte a un escondite, alejada de tu hogar, pero bien acompañada, sería el mejor hogar que podrías encontrar.
    Terrazas y aviones de papel...?

    Después me dirás que no sueles hablar de amor.

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