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martes

Y ahora lo veo distinto, diferente, raro, extraño, tonto y a veces cínico, que es como jugar a hacerse daño ¡ni que fuera un instinto! Se ríen del uso que aplico a las palabras, me miran y parpadean mientras escucho suspiros. Algunos se avergüenzan, otros simplemente callan en compañía del silencio. Yo lo llamo miedo. Juego con mi pelo, con las pestañas que se escapan al vuelo. Hablemos del dolor y algún que otro sentimiento ¿Amor? Rozar con la yema de los dedos las fotos que quedaron colgadas sin marco, descubrir libros que jamás usaron marca-páginas y sentir su latir, el del reloj, tic-tac, bom-bom. Cuando eres joven lloras, cuando eres viejo, también. Las letras de las canciones, da igual si están en inglés, me las sé, traducción incluida, una vez me preguntaste ¿Por qué? No es que me las sepa, puedo tararearte versos que escarbé pensando en un tu y yo, en un nosotros. Agonizan sin refuerzos, nadie va a venir a buscarlos mientras el cielo no esté de su lado. Vuela y seguirá volando, espero que nunca le priven de su libertad, lloraría si no lo viese una vez más. Me enamoro, que palabra tan fuerte, me enamoré de tus ojos ¿Y qué? Me enamoré de su vuelo, de la tortura de escucharte gritar, claramente en sueños. Miré el sol y me deslumbró con una sonrisa y dos rayos que me regaló. Hasta aquí hemos llegado, corazón.

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